¿Por qué no avanzo en mi curso de español? (Segunda parte)
Es la eterna pregunta que se hacen muchos estudiantes de español. De pronto, se sienten estancados y estudiar el idioma se convierte en una pesadilla. Tranquilo. Es más frecuente de lo que piensas.
En el artículo de la semana anterior comenzamos a explicar los factores que pueden afectar tu progreso en la clase de español. Además, brindamos algunos consejos para ayudarte a superar dichos obstáculos.
Esta semana continuaremos profundizando en otras posibles causas y compartiremos contigo más sugerencias útiles. Así que, ponte cómodo o cómoda, y prepárate para darle un segundo aire a tu curso de español.
La mochila académica: métodos de enseñanza heredados
Desde niños nos acostumbramos a un determinado método de aprendizaje. Ya sea que cursemos un sistema clásico y conservador, o bien, uno más innovador y alternativo. Nuestra forma de adquirir y aprender nuevas nociones se moldea a partir de esas experiencias educativas previas.
Cuando aprendemos un segundo idioma, instintivamente, se activan dichos mecanismos heredados y nos predisponemos a determinadas formas de recibir la información. Es más fácil aprender algo cuando se usa un método conocido.
Por ejemplo, si tu formación previa ha sido más tradicional, centrada en la memorización y la repetición, probablemente te sientas más cómodo con ejercicios gramaticales y listas de vocabulario.
De igual manera, resolver tareas comunicativas y desestructuradas, donde debas aplicar habilidades distintas a las de siempre, de seguro te resultará más retador.
Entonces, ¿cuál es la solución?
Aunque no existen recetas infalibles, creemos que el primer paso es la apertura a lo nuevo. Tal vez los ejercicios propuestos por tu profesor te parezcan inútiles, abstractos o complicados, pero intenta darles una oportunidad.
Aprovecha cada oportunidad para exponerte al español. Porque la mayoría de las tareas del aula persiguen más de un objetivo, que a menudo no es percibido por el estudiante. Así que atrévete a salir de tu zona de confort académica… ¡Y déjate sorprender!
Asimismo, puedes adaptar los ejercicios trabajados en clase a tu propio estilo de aprendizaje. Por ejemplo, extraer listas de vocabulario, hacer mapas conceptuales, grabar y escuchar tus propios audios, ver tutoriales en Youtube… cualquier cosa que contribuya a mejorar tu dominio de la lengua, en tus propios términos.
Si te sientes perdido, no dudes en pedir ayuda a tu profesor. Seguro que te brindará valiosas herramientas.
Solo hablo español en clase
Esta es una de las frases que más escuchamos en nuestras aulas de español. No vivir en un entorno nativo suele ser la primera causa para esta “desconexión”. Pero también es más común de lo que parece en cursos de inmersión.
Numerosos estudiantes se ven obligados a interactuar la mayor parte del tiempo en su lengua nativa (o un segundo idioma distinto al español). Esto reduce sus posibilidades de práctica y ralentiza el proceso notablemente. Aparece la frustración y, con ella, la desmotivación.
¿Qué puedes hacer para aumentar tus oportunidades de hablar en español?
Aunque esto dependerá mucho de tu situación personal, te ofrecemos algunas ideas que puedes explorar a tu propio ritmo:
- Asiste a charlas en español. En Valencia hay muchos locales que abren sus puertas para que nativos y extranjeros practiquen idiomas.
- Matricúlate en una clase de baile o canto, un taller artístico o cualquier otro curso de algo que realmente te interese. Aunque en un comienzo pueda resultar difícil, en pocas semanas verás como tu español da un giro de 180 grados.
- Rodéate de español en tu vida. Puedes escuchar música, podcast o películas en español (con subtítulos). Cambia la configuración del idioma en tu teléfono. Lee cada día algo que te interese. Envía mensajes en español a tus amigos. Sube publicaciones en español en tus redes sociales y responde a los comentarios. En fin, haz que el nuevo idioma forme parte de tu cotidianidad.
- Ensaya frente al espejo. Es una técnica que nunca pasa de moda. Practica tu discursoantes de enfrentarte a conversaciones con nativos. Enfócate en aquellas situaciones que sean más habituales en tu día a día (ir a la panadería, coger el autobús, hablar con tus vecinos, etc.)
En nuestra escuela sabemos lo importante que es continuar la práctica fuera del aula. Por ello, cada semana organizamos una charla en español para nuestros alumnos y ex alumnos. Además de eso, proponemos actividades culturales destinadas a conocer los lugares y celebraciones de interés de la ciudad, así como interactuar con nativos en situaciones reales. ¡Lleva contigo el español a donde quiera que vayas!
Motivación errónea
Existen dos tipos de motivación principales: intrínseca y extrínseca. La primera tiene que ver con la satisfacción personal que te genera aprender algo. Te mueve la curiosidad o el interés genuino. En cambio, la extrínseca se relaciona con las recompensas externas que recibes por estudiar español.
Imagina que te matriculas en un curso de español con el único objetivo de obtener una visa de estudiante, ser promovido en tu trabajo o complacer las expectativas de otros. Esto sería una motivación extrínseca. Es decir, estudiar español es un medio para lograr una meta y no un fin en sí mismo.
El problema surge cuando, por ejemplo, no consigues ese cargo en la empresa que tanto querías. Estudiar español pierde todo el sentido y se convierte en una pesada carga. Llegados a este punto, conviene saber qué es lo que realmente te impulsa a aprender otro idioma.
Te proponemos un ejercicio muy sencillo que puede ayudarte a descubrirlo:
• Elabora una lista de las razones por las que has decidido aprender un segundo idioma.
• Analiza cuáles de ellas son internas y cuáles externas.
• Prioriza los motivos que sean más importantes para ti. Puede servirte asignarle una puntuación a cada uno.
Si concluyes que tus razones para estudiar español son más externas que internas, no te preocupes. Esto no significa que tu proceso de aprendizaje está destinado al fracaso. Pues, existe un pequeño truco para transformar la naturaleza de tus motivaciones.
Volvamos al ejemplo del principio. Escalar de posición en la empresa te ilusiona y un segundo idioma lo hará posible, aunque realmente no te interese. Pues bien, prueba a pensar en todas las ventajas que obtendrás en tu trabajo si logras ser ascendido.
Imagina las puertas laborales que se abrirán para ti cuando domines el segundo idioma más hablado en el mundo. Obsérvate a ti mismo como un profesional más completo y preparado. Amplía también las fronteras de tu meta.
Ahora, traslada esa sensación de placer a tu clase de español. Cuando resuelvas una tarea en el aula o hagas una presentación, convéncete de que esto te acercará un pasito más a lo que anhelas.
Adicionalmente, modifica el sistema de pensamiento centrado en “tengo que hacerlo para conseguir lo quiero” por “me apetece hacerlo porque me ilusiona mejorar”. Y lo más importante de todo: celebra hasta el más mínimo avance.
Con estos dos pequeños ajustes de tu proceso, verás que con el tiempo encontrarás satisfacción personal en el aprendizaje. Porque va más allá de un objetivo concreto.
Es también darte cuenta de cómo superas tus limitaciones. Ir descubriendo tus recursos internos y valorar los múltiples beneficios que puede ofrecerte estudiar español.
Errores del Pleistoceno
¿A pesar de haber avanzado en tu curso de español, sigues cometiendo los errores del principio? Por más que repasas los contenidos y practicas, al momento de hablar o escribir, vuelves a equivocarte en lo mismo. Sientes que has entrado en un bucle sin salida y la decepción se adueña de ti.
Este tipo de equivocaciones persistentes suelen llamarse errores fosilizados. Al igual que un fósil de dinosaurio, son problemas que el estudiante arrastra desde el principio y que se enquistan en su sistema.
Eliminarlos parece una tarea imposible, tanto para el alumno como para el docente. Sin embargo, creemos que la clave está en diagnosticar la naturaleza del error.
Antes que nada, hay que distinguir los errores fosilizados de los fosilizables. Estos últimos se vinculan con las dificultades propias de cada idioma y no tanto con la competencia particular del hablante. Son equivocaciones que el alumno no reconoce inmediatamente. Se escapan de forma automática aún en los momentos de máxima concentración.
En cambio, los estudiantes sí son capaces de identificar rápidamente los errores fosilizados. Además, también pueden producirse esporádicamente en niveles avanzados, bien sea por descuido, nerviosismo o cansancio. Estos errores suelen ser consistentes en el tiempo.
¿Cómo extinguir de una vez por todas los errores fosilizados?
Ya sean permanentes o transitorios, son errores que forman parte de nuestra historia académica. Sirven para indicarnos en qué punto del camino estamos y de qué forma lo estamos transitando. Esto es clave en la intervención docente.
No existe un método mágico para erradicarlos de raíz, pero sí algunas técnicas que te ayudarán a lidiar con ellos. Aquí te comentamos algunas de ellas:
• Identifica el error. Puedes hacerlo por tu cuenta o con ayuda de tu profesor. Si decides hacerlo por ti mismo, suele funcionar grabarte hablando espontáneamente y escuchar lo que has dicho, por ejemplo.
• Hazte consciente de las estructuras donde aparecen con mayor frecuencia y del contexto en el que se producen. ¿Cometes el mismo error cuando estás cansado o estresado? ¿La forma es similar a como lo dirías en tu lengua materna? ¿Te equivocas siempre con determinadas conjugaciones?
• Analizar la causa del error. Crea tus propias hipótesis y luego comprueba con tu profesor si estás o no en lo cierto.
• Pídele a tu profesor que te proporcione actividades adecuadas para corregir los fallos más constantes y habituales de tu producción. Deben ser tareas centradas en las funciones, frases y estructuras donde se manifiesta el error.
Por último, recuerda que equivocarse forma parte esencial del aprendizaje. Entran en juego multitud de elementos como la interferencia de la lengua materna o la dificultad propia del nuevo idioma. También los factores ambientales y el estado físico, mental y emocional del alumno. No hay errores totalmente individuales.
Por eso te invitamos a que te pongas tus gafas de arqueólogo y trabajes duro en esos “fósiles” que no te permiten avanzar en tu curso de español.
Perdona, ¿puedes repetir?
Lo sabemos. Eres de esos estudiantes que en su clase de español son capaces de comprender los audios, intercambiar información y debatir con sus compañeros. Pero, una vez que sales a la calle, no consigues entender una sola palabra de lo que dicen los nativos. Tranquilo, no estás solo.
A pesar de ser un inconveniente bastante común, muchos de nuestros alumnos se frustran por ello. Se encuentran estancados y creen que su trabajo en clase no ha valido la pena. ¿Te sientes identificado?
Si es así, presta atención a estos pequeños trucos que te daremos para desarrollar tu comprensión auditiva:
• Elige audios adaptados a tu nivel. Igual que en el gimnasio, para desarrollar el músculo auditivo debes empezar por tareas más fáciles. Además, comprender este material te ayudará a ganar confianza.
• Una buena opción son los podcasts. Porque, además de abarcar diferentes temas, muchos de ellos están hechos para estudiantes de español. El ritmo es más pausado y algunos vienen con transcripciones.
• Si puedes, consigue las transcripciones del material que escuches (audio o vídeo). Esto te ayudará a identificar cada palabra por separado.
• Al principio, no te esfuerces en entender todas las palabras. Intenta enfocarte en el contexto. Una vez que estés seguro de haber captado la idea, puedes ir profundizando.
• Cuando estés con nativos, no dudes en pedirles que hablen más despacio o que te repitan las cosas cuantas veces sea necesario. Ciertamente, puede resultar algo incómodo y antinatural, pero te ahorrarás muchos malentendidos. La mayoría de las personas valoran el esfuerzo que haces por hablar su idioma. ¡Y los españoles no somos la excepción!
• ¡Presta atención! En muchas ocasiones, cuando una persona habla, los estudiantes no escuchan con detenimiento. En sus cabezas están construyendo la frase adecuada para responder lo primero que han entendido. El problema es que pierden mucha información valiosa en el camino. Así que evita distraerte. No pasa nada si no logras contestar a todo su mensaje.
• No te conformes con los audios. Resulta muy útil ver vídeos con sonido, puesto que tu cerebro asocia lo que está viendo con lo que se dice. La comunicación no verbal puede ser una gran aliada para descifrar el discurso de un nativo.
• Aunque es vital familiarizarse con los diferentes acentos del mundo hispano, al principio puede resultar abrumador. Te recomendamos que enfoques tu práctica individual en un solo acento, al menos cuando estás empezando. Con el tiempo, podrás ir incorporando los demás. ¡Pero no los dejes a un lado!
• Y para cerrar, sacúdete la vergüenza y atrévete a equivocarte. Es sorprendente cómo, en situaciones de estrés o ansiedad, el cerebro se bloquea. Lo mismo pasa con nuestra capacidad para interpretar lo que escuchamos. Respira. Estás aprendiendo y es normal cometer errores.
Esperamos que te haya gustado la segunda parte de este artículo y que puedas poner en práctica nuestras sugerencias para continuar avanzando en tu curso de español ¡No te pierdas nuestra próxima publicación!
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